Los pólipos en la vejiga son crecimientos anormales de tejido que se forman en el revestimiento interno de la vejiga. Estos pólipos pueden ser benignos o malignos y suelen ser más comunes en hombres mayores de 50 años. En este post, te presentaremos los síntomas más comunes de los pólipos en la vejiga, así como las opciones de tratamiento disponibles. ¡Sigue leyendo para obtener más información!
¿Cómo se quitan los pólipos de la vejiga?
Para quitar los pólipos de la vejiga, se utiliza un procedimiento llamado resección transuretral de vejiga (RTU). Este procedimiento se realiza mediante el uso de un cistoscopio delgado y rígido llamado resectoscopio. El resectoscopio se introduce a través de la uretra hasta llegar a la vejiga.
Una vez que el resectoscopio está en la vejiga, se utiliza un asa de alambre en su extremo para remover los pólipos o cualquier tejido anormal. Este tejido extirpado se envía posteriormente a un laboratorio para su análisis. La RTU es un procedimiento seguro y efectivo para remover los pólipos de la vejiga.
El tratamiento más común para los pólipos en la vejiga es su extirpación mediante la resección transuretral. Esto se debe a que los pólipos pueden causar dolor o malestar, y su eliminación ayuda a aliviar estos síntomas. Además, si los resultados de las pruebas realizadas, como la cistoscopia y la biopsia, revelan que el pólipo es canceroso, se puede optar por un tratamiento especializado que tiene un alto grado de éxito.
¿Cuándo los pólipos son malignos?
Los pólipos son crecimientos anormales de tejido en el revestimiento del colon o del recto. La mayoría de los pólipos son benignos, es decir, no son cancerosos. Sin embargo, algunos pólipos pueden volverse malignos con el tiempo si no se tratan adecuadamente.
Los pólipos malignos son aquellos en los que, tras su extirpación, se comprueba que ya tienen células cancerosas. Esto significa que las células en el pólipo han comenzado a crecer y propagarse de manera descontrolada. Si estas células cancerosas están limitadas al pólipo y la zona de unión a la pared del colon está limpia, la extracción en la colonoscopia puede ser suficiente y no requerir ningún otro tratamiento.
Es importante destacar que no todos los pólipos se vuelven malignos. Los pólipos pequeños y con características benignas tienen menos probabilidades de volverse cancerosos. Sin embargo, los pólipos grandes, los que tienen una forma irregular o los que muestran cambios en las células durante la colonoscopia, tienen un mayor riesgo de ser malignos. Por lo tanto, es fundamental someterse a exámenes regulares, como la colonoscopia, para detectar y extirpar los pólipos antes de que se vuelvan cancerosos.
¿Qué es un tumor benigno en la vejiga?
Un tumor benigno en la vejiga es un crecimiento anormal de células en la vejiga urinaria que no es canceroso. A diferencia de los tumores malignos, los tumores benignos no se diseminan a otras partes del cuerpo. Estos tumores generalmente se desarrollan lentamente y se mantienen localizados en la vejiga. Aunque no son comunes, los tumores benignos de la vejiga pueden causar síntomas como sangre en la orina, dolor al orinar o necesidad frecuente de orinar.
Los tumores benignos de la vejiga pueden ser de diferentes tipos, como los pólipos de vejiga, que son pequeñas protuberancias en el revestimiento interno de la vejiga, o los leiomiomas, que son tumores formados por células musculares lisas. A menudo, estos tumores benignos se descubren durante exámenes de rutina o cuando se investigan los síntomas mencionados anteriormente. El tratamiento para un tumor benigno de la vejiga generalmente implica la extirpación quirúrgica del tumor, y en la mayoría de los casos, no se requiere ningún tratamiento adicional.
¿Cómo comienza el cáncer de vejiga?
El cáncer de vejiga comienza cuando las células en el revestimiento interno de la vejiga comienzan a crecer de manera descontrolada. Este crecimiento anormal puede formar tumores en la vejiga, que pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). El cáncer de vejiga generalmente comienza en las células que recubren la vejiga y se extiende lentamente a través de las capas más profundas de la vejiga a medida que progresa.
Los síntomas del cáncer de vejiga pueden variar, pero el más común es la hematuria, que es la presencia de sangre en la orina. Este signo principal se encuentra en aproximadamente el 85% de los casos y generalmente es indoloro, pero puede presentar coágulos. Otros síntomas incluyen la presencia de síntomas de irritación vesical, como la necesidad de orinar con frecuencia, escozor o dolor al orinar. Estos síntomas de irritación vesical pueden aparecer de manera intermitente y no ser constantes.
¿Qué sucede si tengo pólipos en la vejiga?
Los pólipos en la vejiga son crecimientos no cancerosos que se forman en el revestimiento interno de la vejiga. Aunque la mayoría de los pólipos de vejiga son benignos, es importante tratarlos adecuadamente para prevenir complicaciones y descartar la posibilidad de que sean malignos.
Uno de los síntomas más comunes asociados con los pólipos de vejiga es el aumento en la frecuencia de la micción, tanto durante el día como durante la noche. Esto se conoce como polaquiuria y puede ser causado por la irritación que los pólipos ejercen sobre la vejiga. Además, los pólipos pueden causar la necesidad constante de orinar, incluso después de haber vaciado completamente la vejiga.
Otro síntoma frecuente es la infección urinaria recurrente. Los pólipos pueden dificultar el vaciado completo de la vejiga, lo que puede dar lugar a la acumulación de bacterias y aumentar el riesgo de infecciones urinarias. Estas infecciones pueden causar síntomas como dolor al orinar, urgencia urinaria, micción frecuente y presencia de sangre en la orina.
El tratamiento de los pólipos de vejiga generalmente implica su extirpación mediante un procedimiento llamado resección transuretral. Durante este procedimiento, se inserta un instrumento delgado y flexible a través de la uretra hasta la vejiga para cortar o quemar los pólipos. En algunos casos, puede ser necesario realizar una biopsia para determinar si los pólipos son benignos o malignos.